
sábado, 21 de febrero de 2009
EMILIO LLEDÓ. UNA REFLEXIÓN SOBRE EL TIEMPO, EL DIÁLOGO Y LA ESCRITURA QUE SE CONFORMA COMO TRADICIÓN.

domingo, 8 de febrero de 2009
EL TITÁNICO ESFUERZO DEL OPOSITOR
No hay nada más sacrificado que el trabajo de un opositor. Éste no es una persona normal. Tiene un nombre que define lo que es: “opositor”. Como si hubiera que distinguir a este ser –que ni come ni duerme— del resto de los mortales.
En el balance que uno hace cuando se presenta a las oposiciones hay un debe y un haber. Lo positivo, como un día me comentaron, es la “victoria moral” –la de aquel que ha sacado una nota inmejorable, pero que se ha visto superado por una “legión” de interinos—. También es cierto que uno gana en responsabilidad, hábito de esfuerzo y en formación (que por otro lado no te sirve de nada si no tienes la oportunidad de dedicarte a la docencia). Pero lo negativo también es muy significativo. Yo, en concreto, por poco y me quedo calvo con 28 años. ¡Hay que aprender a pasar los malos ratos, el estrés y el miedo a fracasar de la mejor manera posible! Y eso por no mencionar los días llenos de ansiedad. Ansiedad provocada por la imaginación. Imaginarte que después de todo el sacrificio las cosas vayan mal y todo se convierta en una experiencia sin sentido. Pero bueno, ahí queda todo. Posiblemente algunas personas pierdan algunos años de vida por los excesos de una etapa tan frustrante. Todos los días (incluidos fines de semana) estudiando doce horas, comiendo rápido y mal, careciendo de la más mínima relación social con los demás, falto de afecto de los que quieres y te quieren. ¡Para qué seguir…!
Pero como ocurre en el mundo de las drogas esto no sólo te afecta a tí. Además afecta a los seres que te rodean lo que ocurre de distintos modos y dependiendo de las circunstancias de cada cual. Así, es posible que en tu casa todos tengan en cuenta tu situación y se priven de hacer cosas que podrían molestar tu labor. Recuerdo a mi sobrino con poco menos de un año entrando a mi casa y a mi hermana tapándole la boca. ¡Qué fastidio que esto haya tenido que ser así! Y, ¿qué decir del esfuerzo de los que hacen posible económicamente tu trabajo? Cuánto esfuerzo empleado en conseguir el dinero para la Academia, las fotocopias, el material didáctico, el transporte, etc. Porque "no se" si sabéis que los opositores "no ganan un duro"...
Pero ahí están sentados en la Junta nuestros queridos funcionarios públicos, elaborando leyes que son capaces de acabar ya de partida con todo este titánico esfuerzo, el esfuerzo de alguien que es capaz de dejarse la vida en el intento e incluso arrastrando con él a muchos de los que le rodean. Este tema ya ha sido motivo de opinión en este blog en “Un desafío al artículo 14 de la Constitución Española”. Pero como dice mi amigo José David la actual convocatoria de oposiciones no sólo es un atentado contra dicho artículo. Con unas palabras llenas de inteligencia comentaba mi artículo en un correo electrónico. Estas palabras merecen una transcripción literal: “este sistema es un atentado contra todos los artículos que tienen que ver con la educación en general (del 27 en adelante) e incluso con los que tienen que ver con la Administración General del Estado, que finge transparencia e igualdad de oportunidades para gestionar el empleo que ofrece y que, como todo lo público, consiste en un festín que pagamos entre todos para que sólo se diviertan los mismos de siempre. ¡Con que sólo le cambiaran el nombre a la pantomima de las oposiciones ya sería algo revelador! Porque no es una prueba para contrastar méritos ni capacidades, ni habilidades ni conocimiento; simplemente es un simulacro, algo así como si los que hemos concurrido varias veces al show "vírgenes" e inexpertos, nos pusieran a formar un equipo de fútbol y nos ofrecieran jugar directamente la final de la Champions contra el Barça de hoy, y nos garantizasen que si les ganamos conseguiríamos la plaza. ¿Es posible dicho triunfo? ¡Por supuesto que sí, aunque poco probable! Pero es que hay un matiz que es el quid de la cuestión. Y es que el partido no comienza 0-0, sino que cuando el equipo que formamos salimos al campo vemos que en el marcador pone 10-0 a favor del "Interinos Club de la Junta". ¿Sigue siendo posible la proeza? Sí, pero casi que no...”.
Después de todo, sólo queda animarse. Pensar que –como dice Manolo García en una de sus canciones más conocidas— “nunca el tiempo es perdido”. Que en esto consiste vivir. En luchar por mejorar y hacer posible un mundo mejor. Y esto es hacer que nuestro entorno sea más acogedor. Por esto doy las gracias a mi familia, a mis amigos y a mi novia, por aguantarme en esos momentos. Quizá haya una cosa buena detrás de todo esto y es que si esto no me ha desanimado me ha hecho más fuerte. Al contrario de lo que le ocurre a aquellos que ya están cómodamente instalados en el sistema. Me refiero a aquellos débiles que sólo quieren permanecer en lo ya conquistado y que no tienen ni un ápice del sentido de la justicia –aquel que Kant había creído que todos los humanos compartimos—.
martes, 27 de enero de 2009
¿PARA QUÉ SIRVE LA FILOSOFÍA?

¿Existe alguna disciplina, fuera de la filosofía, que se proponga la crítica de todas las mixtificaciones, sea cual sea su origen y su fin? Denunciar las ficciones sin las que las fuerzas reactivas no podrían prevalecer. Denunciar en la mixtificación esta mezcla de bajeza y estupidez que forma también la asombrosa complicidad de las víctimas y de los autores. En fin, hacer del pensamiento algo agresivo, activo y afirmativo. Hacer hombres libres, es decir, hombres que no confundan los fines de la cultura con el provecho del Estado, la moral o la religión. Combatir el resentimiento, la mala conciencia, que ocupan el lugar del pensamiento. Vencer lo negativo y sus falsos prestigios. ¿Quién, a excepción de la filosofía, se interesa por todo esto?
La filosofía como crítica nos dice lo más positivo de sí misma: empresa de desmixtificación. Y, a este respecto, que nadie se atreva a proclamar el fracaso de la filosofia. Por muy grandes que sean, la estupidez y la bajeza serían aún mayores si no subsistiera un poco de filosofia que, en cada época, les impide ir todo lo lejos que querrían, que respectivamente les prohíbe, aunque sólo sea por el qué dirán, ser todo lo estúpida y lo baja que cada una por su cuenta desearía. No les son permitidos ciertos excesos, pero ¿quién, excepto la filosofía, se los prohíbe? ¿quién les obliga a enmascararse, a adoptar aires nobles e inteligentes, aires de pensador?"
UN DESAFÍO AL ARTÍCULO 14 DE LA CONSTITUCIÓN ESPAÑOLA.
Un desafío al artículo 14 de la Constitución Española.
No nos engañemos. Detrás de toda labor política hay voluntad de poder. Y es que esa es su esencia. Se trata de algo muy sencillo: los que no lo poseen lo buscan y los que lo poseen intentan mantenerse en él. Y digo esto por ese miedo que tienen nuestros dirigentes a que los jóvenes que acaban de terminar sus estudios accedan demasiado rápido a la labor docente. Y es que los jóvenes docentes a menudo son más críticos con el sistema establecido. De manera que podrían sembrar en sus discípulos este espíritu, que para nada interesa a los que están en el poder.
Pero, ¿a qué viene todo esto? Todo esto viene a cuento de las pasadas y próximas oposiciones al cuerpo de profesores y maestros. Aunque también toca de lleno los temas de las insufribles reformas educativas, los sobornos de la Junta de Andalucía para mejorar las listas de aprobados o la pésima calidad de nuestro sistema educativo.
La mayoría de las veces se habla de los entresijos de las leyes sobre educación –cosa complicada de entender para la mayoría de la gente, pues ya lo es para los que se dedican o pretendemos dedicarnos a ella—. LOGSE, LOCE, LOE –en cada reforma se le cae una letra—, son las siglas de algo que nadie entiende muy bien. Y es que cada gobierno cuando entra al poder impone la suya. ¿Qué tendrá la educación? ¿Qué nos jugamos en ella? Pues muy fácil. Hablando claro, nos jugamos la educación de nuestros hijos. La educación ha de tender a una sabiduría acerca del mundo en que nos movemos. De modo que cuanto más ignorantes sean nuestros hijos menos críticos serán en un futuro. La ignorancia, bien lo saben los políticos, es el origen del miedo. ¿Miedo a qué? Miedo a cambiar. ¿Por qué creéis que en Andalucía llevan gobernando los mismos cerca de 30 años? En fin, no es que seamos más tontos que nadie pero sí que tenemos unos políticos que son más “listos” de la cuenta. He aquí uno de los intereses ocultos tras estas reformas. Lo que nos lleva a una paradoja: nuestros políticos en vez de mejorar la educación lo que hacen es empeorarla.
Pero hay otra vía que impide mejorar nuestro sistema educativo y que, al mismo tiempo, hace que ciertos sectores –como el de profesores interinos con tiempo de servicio— sean más dóciles y menos críticos con nuestros políticos. Me refiero al método que, descaradamente, están imponiendo para seleccionar a los futuros profesores/as y maestros/as. Y en esta tarea colaboran sin ningún reparo los sindicatos –sin excepción—. Llevamos dos convocatorias que han sido un auténtico atentado contra el principio de igualdad que defiende la Constitución Española. En su artículo 14 dice: “Los españoles son iguales ante la Ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”. Esto requiere una explicación.
Durante mucho tiempo la oposición consistía en dos partes: la fase de oposición y la fase de concurso de méritos. En la primera fase había dos partes. La primera parte era un examen teórico en el que los opositores/as debían mostrar sus conocimientos y habilidades teóricas. Este examen ejercía de criba para poder optar a la realización del segundo examen, de tal manera que los que no demostraban cierto nivel de conocimientos quedaban fuera de la oposición. En el segundo examen éstos debían demostrar que aquellos conocimientos que tenían sabían hacerlos inteligibles a alumnos de secundaria o primaria. Una vez concluida la primera fase era el momento de sumar a la nota de la primera fase los puntos que tenía cada cual gracias a su formación académica, cursos, publicaciones, experiencia docente, etc. Y en esto consistía la segunda fase.
¿Qué es lo que ha cambiado para que este sistema sea, a mi juicio, una violación del principio de igualdad? Una cosa muy sencilla. En primera fase no hay dos exámenes sino sólo uno. Examen que, además, no es el mismo para todos los opositores. Éste tiene dos partes: una teórica y una práctica. Y el lector dirá, ¡Pues igual que antes! Sí, pero no. La diferencia estriba en que la segunda parte es un regalo –bien envuelto para que nadie lo vea— de la administración para aquellos interinos que están trabajando y que llevan un informe de su centro que acredita que son muy buenos maestros y profesores. Además hay otra cosa no menos importante. Me refiero al hecho de que en el antiguo sistema la mayoría de los interinos con tiempo de servicio se quedaban en las puertas del primer examen, pues tenían menos tiempo para preparar la oposición. Así, eran los mejor preparados teóricamente los que optaban al examen práctico donde se debía demostrar las habilidades didácticas y pedagógicas que se poseían. Pero ahora esto ha cambiado. Ahora, podría darse el caso de alguien que saque un 1 en la primera parte de la fase I (en el teórico) y que gracias al famoso informe en la parte 2 de la fase I pase a la fase II con un 5 –por ejemplo, sacando un 10 en la parte segunda gracias a la ayuda de un papel que no sabemos ni siquiera quien lo ha formado). Y en la fase II ya cuentan los méritos, el punto fuerte de los interinos con tiempo de servicio. Pero podría darse otro caso aún peor. Me refiero al caso de un aspirante que se presenta la primera vez. Esta persona ha podido sacar un 10 en la parte 1 y un 10 en la parte 2 de la fase I y en la fase II –dado que sólo tenía 4 puntos de méritos, los máximos a los que podía aspirar en la práctica— se ha visto superado por 20 interinos que tenían más de diez años de tiempo de servicio y que tenían 10 puntos de méritos. Y lo peor de todo es que es posible que alguno de estos interinos fuese el caso que acabo de describir más arriba.
¿Qué conclusiones podemos sacar de esto? Pues las que todos los opositores/as que ya han participado en las últimas dos convocatorias. La primera y más evidente es que por mucha nota que saques en la oposición, si no tienes tiempo de servicio, es tiempo perdido. Nunca optarás a una plaza. Y esto no es un invento mío. En la especialidad de filosofía, siete de las mejores notas de Andalucía se han quedado sin plaza. ¿Qué significa esto? Pues que el sistema es un muro para los aspirantes que, por haber nacido después, ven que no tienen las mismas posibilidades que aquellos que nacieron unos años antes. Pues, ¿de dónde podrían sacar estas personas puntos de meritos si aún no les dan la posibilidad de trabajar de interinos? Y lo que es peor. Una vez que ha pasado la oposición se elabora una bolsa de trabajo en la que delante de las mejores notas han colocado a todos los interinos con tiempo de servicio (aunque sólo fuese de un día), de manera que alguien que trabajó un mes el año pasado y que en las anteriores oposiciones sacó un 5 entra a trabajar antes que alguien que en estas oposiciones ha sacado un 10. ¡Un robo! ¡Imaginad que en vez de profesores o maestros estuviésemos seleccionando médicos que lo que tienen en sus manos es nuestra salud!
Algunos han argumentado que con este nuevo sistema se fomenta la experiencia. Pero, ¿de qué le ha servido la experiencia a alguien que lleva 20 años trabajando de profesor o de maestro y, sin embargo, en todo este tiempo no ha sido capaz de conseguir una plaza? Ya sé que admitir todo esto es muy duro. Pero es así. Lo que ocurre es que gracias a los pactos de los sindicatos con las administraciones se ha acomodado a muchos profesores y maestros que ya no se interesan por mejorar sus métodos de enseñanza ni por seguir aprendiendo. Supongo que no se puede generalizar. Pero es cierto que parte de la culpa de que nuestro sistema educativo sea tan ineficaz es de esta incompetencia. Si yo soy profesor interino y no tengo que dar cuenta de mi labor, si se que no tengo que esforzarme por aprobar una oposición con plaza, entonces, ya tengo la vida resuelta, pues sé que año tras año me llamarán. ¡Qué bien que lo hace nuestra Junta!
¿A quién perjudica esto? Pues a nuestros alumnos y alumnas que son nuestro futuro y nuestro verdadero tesoro, pues no tienen a los profesores que se merecen. Pero claro, un profesor competente que sea capaz de motivar el espíritu crítico en aquellos a quien enseña y que se queje del sistema no interesa a los que están en el poder. Luego, esta carencia es suplida con incentivos a los profesores para que eleven el número de aprobados. Así, en el informe PISA del próximo año estaremos en una posición mejor. ¡Qué vergüenza! ¡Claro, esto tiene lugar bajo la apariencia legal! ¡Así lo dice la Convocatoria! ¡Como si las leyes por el hecho de ser vigentes fuesen justas! Ya ven, bajo la ignorancia se esconde el poder de aquellos que ya están en él. Contra este poder nada puedo. Pero quizá, algún día, voces como ésta se aunarán para destronar un poder que se ha anquilosado y que ya no piensa en crecer sino, débilmente, mantenerse en aquello ya conquistado. Esto no es una cuestión moral. Se trata de una cuestión de absoluta legalidad. La convocatoria de oposiciones es, a mi entender, un atentado contra uno de los pilares más importantes de nuestra Constitución, el principio de igualdad.
domingo, 25 de enero de 2009
EL LABERINTO DEL LOCO.
EL NAVEGANTE

“(…) A vosotros, los audaces buscadores e indagadores, y a quienquiera que alguna vez se haya lanzado con astutas velas a mares terribles; a vosotros los ebrios de enigmas, que gozáis con la luz del crepúsculo, (…) pues no queréis, con mano cobarde, seguir a tientas un hilo y que, allí donde podéis adivinar, odiáis el deducir…”.