martes, 23 de junio de 2009

EL CARACTER INNATO Y LA VIRTUD EN ARISTÓTELES

“Algunos creen que los hombres llegan a ser buenos por naturaleza, otros por hábito, otros por enseñanza. Ahora bien, está claro que la parte de la naturaleza no está en nuestras manos, sino que está presente en aquellos que son verdaderamente afortunados por alguna causa divina. El razonamiento y la enseñanza no tienen, quizá, fuerza en todos los casos, sino que el alma del discípulo como tierra que ha de nutrir la semilla, debe ser primero cultivada por los hábitos para deleitarse u odiar las cosas propiamente, pues el que vive según las pasiones no escuchará a la razón que intente disuadirlo ni la comprenderá, y si él está así dispuesto, ¿cómo puede ser persuadido a cambiar? En general, la pasión parece ceder no al argumento sino a la fuerza; así, el carácter debe de estar de alguna manera dispuesto para la virtud amando lo que es noble y teniendo aversión a lo vergonzoso”.

Aristóteles, Ética a Nicómaco, 1179b 20-31

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